Manel Ricard Aragonés Bellido, simplemente Manel para los muchos amigos que cultivó en Ibiza, falleció este martes 25 de noviembre a los 72 años en Ibiza. El carismático fundador y director de Sunset Ashram, en Platges de Comte (Sant Josep), deja un gran vacío tras una vida marcada por la aventura, la espiritualidad, la libertad y el deseo profundo de disfrutar la existencia en todas sus formas. “Aquí la única preocupación del visitante es dar vacaciones al intelecto y sentirse libre”, solía decir sobre Sunset Ashram. Era una frase que resumía su filosofía de vida: libertad, autenticidad, naturaleza y disfrute del momento.
Una despedida íntima frente a Es Vedrà
Sus seres queridos lo despidieron ayer jueves 27 de noviembre por la tarde, en una ceremonia íntima celebrada en su propia casa, situada frente a Es Vedrà, un paisaje con el que Manel mantenía una relación muy especial. Familiares, amigos y allegados fueron depositando velas, flores, fotografías y pequeños objetos que simbolizaban la relación con Manel. La asistencia fue notable: “Era un hombre muy querido, un referente para mucha gente en Ibiza”, explican personas cercanas a la familia.
La ceremonia comenzó alrededor de las tres de la tarde y se extendió, inevitablemente, hasta el atardecer, ese momento del día que Manel Aragonés quiso convertir en un ritual. Se compartieron anécdotas, silencios emocionados y recuerdos que dibujaban la figura de un personaje único.

Franck Bufí, cineasta, montador y director de videoclips, videos de moda y documentales y amigo de Manel y de su familia, estuvo presente en la despedida. “Nos cuesta creerlo. Manel tenía una energía inmensa, parecía inagotable”, explica, conmovido, en conversación con Noudiari. Asegura que la muerte fue repentina, a causa de complicaciones de salud que nadie esperaba: “Se le había visto hace poco, el sábado pasado, por el mercadillo de Sant Jordi… estaba más flojito, pero nadie imaginaba esto”.
Catalán de origen, ibicenco de adopción
Nacido en Cataluña, Manel llegó a Ibiza hace décadas, integrándose de inmediato en el ambiente alternativo, hippie y psicodélico. Con el tiempo, se convirtió en uno de sus rostros más reconocibles: espiritual, utópico, indomable, pero también profundamente conectado con la naturaleza. Era habitual verlo en eventos y celebraciones que mantenían viva la esencia original de la isla. Fue amigo cercano del filósofo y ensayista Antonio Escohotado, con quien compartía largas conversaciones sobre libertad y experimentación.

Su vida también estuvo marcada por episodios dolorosos. La muerte de su hijo en un accidente de tráfico lo sumió en un periodo muy oscuro. Durante años vivió en una cueva de Es Vedrà, con el permiso de la propietaria del terreno. Aquella etapa, lejos de destruirlo, terminó transformándolo, y Manel reconstruyó su camino desde dentro. «Fue una catarsis para él», resume Bufí.
Sunset Ashram
Al frente de Sunset Ashram, Manel fue una de las primeras personas de Ibiza que diseñó una experiencia orientada a celebrar el atardecer. Cambió horarios, adaptó el ritmo del local y dio forma a un estilo que hoy forma parte del imaginario colectivo de la isla.
Su personalidad magnética, su espíritu libre y su carácter de “conquistador indomable”, como lo definen quienes lo trataron, lo acompañaron siempre.
Defensor de la naturaleza y de la música libre
Manel no solo era un hombre de energía inagotable; era también un firme defensor de la naturaleza de Ibiza y de la música como forma de expresión colectiva. Repetía frases como “cree en la naturaleza que tú representas” o su célebre “marcha fresca”. Para él, la música no podía privatizarse ni someterse a intereses puramente comerciales o al monopolio de las discotecas y por ello fue uno de los impulsores del movimiento MuSiCa e Ibiza Impact. Defendía la música como una expresión de libertad, diversión y goce.

Hay que recordar, en este sentido, que este verano pasado el Ayuntamiento de Sant Josep precintó el equipo de música de Sunset Ashram, generando un enorme debate social, a favor y en contra de esta medida, que se sumó a otras polémicas como la prohibición de sesiones con DJ en Sa Trinxa, dentro del Parque Natural de Ses Salines.
Una generación que se apaga
Para muchos, la muerte de Manel —sumada a la de Ziggy, otro referente del imaginario libertario de Ibiza— supone la desaparición de una generación de personajes únicos, “máximos referentes contraculturales”.
“Nos quedamos huérfanos de esa energía”, admite Franck Bufí. “Eran los últimos grandes guardianes de la Ibiza que muchos conocimos”.
Con su mirada azul, su carisma inagotable y su filosofía de vida, Manel Aragonés deja una huella profunda en todos los que lo conocieron. DEP







