La Conselleria de Agricultura, Pesca y Medio Natural, a través del Instituto de Investigación y Formación Agroalimentaria y Pesquera de las Illes Balears (IRFAP) y el Instituto Mediterráneo de Estudios Avanzados de la Universidad de las Illes Balears (IMEDEA), demuestra en un estudio la eficacia de la veda del raor (Xyrichtys novacula) en la recuperación de esta especie en aguas de las Baleares.
El conseller Joan Simonet ha explicado que «la gestión pesquera basada en la sostenibilidad es clave para garantizar el futuro de la biodiversidad marina y de la pesca, y esta investigación es un ejemplo». Además, ha recordado que «las características del raor lo convierten en una de las especies más apreciadas en la gastronomía del archipiélago».
En el marco del proyecto METARAOR, financiado por el plan Estatal de Investigación Científica y Técnica y de Innovación 2021-2023, un equipo investigador del IRFAP junto con uno del IMEDEA (CSIC-UIB), han comparado los datos biológicos de más de 5.000 raors en muestras recogidas antes de que se aprobara la Orden que establece la veda con muestras recogidas cuando la veda ya estaba en vigor.
Concretamente, han evaluado la talla, el peso vivo, el peso del hígado y peso de las gónadas, además de diferentes parámetros morfológicos. También se han analizado los movimientos de los ejemplares de los raors dentro y fuera de las áreas marítimas protegidas, a través de transmisores y receptores, y se han hecho estudios moleculares de diversidad genética.
Con los datos analizados se ha demostrado que la veda del raor, en vigor desde el año 2000 (actualmente entre el 1 de abril y el 31 de agosto), consigue que los ejemplares sean más grandes, más resistentes y con mayor capacidad reproductiva. Uno de los factores demostrados es que, gracias a esta medida, el raor cambia de sexo cuando alcanza los 18 cm, frente a los 14 cm previos a la implantación de la veda.
Según la Dra. Amàlia Grau, investigadora del IRFAP, «este aspecto es fundamental para la sostenibilidad del raor, ya que las hembras más grandes producen una mayor cantidad de huevos».
En este sentido, Grau ha recordado que se trata de una especie hermafrodita secuencial (los individuos nacen hembras y, según las condiciones del entorno, algunas cambian de sexo a machos), y que la pesca recreativa solía capturar los machos más grandes, lo que obligaba a las hembras a transformarse prematuramente y con un tamaño menor, reduciendo así su potencial reproductivo.
Por otro lado, Grau ha manifestado que «las reservas marinas de interés pesquero tienen un papel clave como bancos de biodiversidad genética. Al proteger una mayor diversidad genética de la especie, esta se vuelve más resiliente ante amenazas como el cambio climático, la contaminación o la sobrepesca».