Durante más de tres décadas, miles de litros de agua freática se perdían a diario bajo un edificio de la avenida Pedro Matutes Noguera, en Ibiza. Una situación silenciosa que parecía inevitable, hasta que un grupo de vecinos decidió dar el paso: informar a las autoridades de que ese recurso natural podía tener una segunda vida. Hoy, esa fuga es una solución sostenible en marcha.
Gracias a la colaboración entre la ciudadanía, el Ayuntamiento de Ibiza , la empresa Aqualia y el servicio de limpieza municipal, desde el pasado 7 de agosto se ha puesto en funcionamiento un punto de carga de agua en la calle Port de la Savina. Allí, los vehículos de limpieza pueden abastecerse directamente de esta agua freática para baldear calles y regar zonas verdes, reduciendo el consumo de agua potable en uno de los meses más críticos del año.
La iniciativa forma parte de un conjunto de medidas para mejorar la eficiencia hídrica en Ibiza y nace con un objetivo claro: convertir lo que antes era desperdicio en un recurso útil y sostenible. Se calcula que el volumen aprovechado supera las 3 toneladas por hora, es decir, unos 35.000 metros cúbicos anuales, el equivalente al consumo de agua de cientos de hogares.
El sistema provisional, que incluye depósitos portátiles y un grupo de bombeo, ya permite que el agua se use con fines públicos. A medio plazo, se proyecta una instalación definitiva con red de distribución para ampliar su uso a más puntos del municipio.
Mientras tanto, desde el servicio de jardines ya han empezado a utilizar esta fuente alternativa para regar en los días más calurosos. Según los técnicos, la calidad del agua es adecuada y ayudará a aliviar el estrés hídrico que sufren las zonas verdes en plena temporada estival.
Conciencia y eficiencia en cada gota
Esta acción se suma a otras campañas de concienciación puestas en marcha recientemente, como el envío de recomendaciones a grandes consumidores y el uso de sistemas de telecontrol para detectar fugas en tiempo real. Solo en julio, el municipio logró reducir un 8% del consumo total de agua entre los grandes usuarios, lo que representa más de 14 millones de litros ahorrados, o el equivalente a seis piscinas olímpicas.
Este ejemplo demuestra que, a veces, una pequeña alerta vecinal puede convertirse en una gran oportunidad de transformación. En una isla donde el agua es un bien escaso y valioso, cada gota cuenta. Y cada gesto, también.
Tanto el responsable del área de Medio Ambiente del Ayuntamiento de Ibiza, Jordi Grivé, como el regidor de Jardines, Manuel Jiménez, han valorado de forma muy positiva este avance. Grivé ha subrayado que “la calidad del agua permite su uso para el baldeo y el riego, lo que refuerza el compromiso con una gestión más eficiente del agua en Ibiza”, mientras que Jiménez ha destacado que “este aprovechamiento es un paso más hacia la recuperación de recursos que antes se perdían y que ahora permiten mantener las zonas verdes incluso en los meses de mayor estrés hídrico”.