Estimado Bruno: vaya por delante mi enorme satisfacción por tu trabajo realizado y por tu eficaz dedicación a la tarea de salvamento y auxilio. Por todo el sacrificio que comporta el arriesgado oficio al que has dedicado más de cuarenta años de tu vida.
Desde aquí, donde permanezco encerrado por voluntad propia, en el mundo antiguo del papel, salgo a menudo a pasear por las veredas que conducen al campo, atraviesan el bosque, conducen a la orilla del mar o algún rincón apartado y en todas partes puedo apreciar huellas indelebles de lo mucho que Ibiza le debe al Cuerpo de Bomberos.
Huyendo de la tentación de la nostalgia, a veces las noticias nos aportan antiguos instantes que recuerdan nuestra presencia singular, con expectación y sorpresa, en algún suceso o acontecimiento que supuso cierto grado de protagonismo, ya que convirtió en realidad tangible lo que había sido hasta entonces una especie de fatalidad injustificable: la carencia absoluta de un servicio de bomberos en nuestras islas de Ibiza y Formentera.
Con la misma vehemencia con la que había combatido las trampas, fracasos y mentiras de la dictadura franquista, pude justificar durante los primeros años de la democracia que el servicio de extinción de incendios y de auxilio en salvamentos y accidentes era absolutamente necesario, urgente e imprescindible en nuestras islas. Desde el mismo momento en que acepté el cargo de Conseller de Medio Ambiente tuve la certeza de conseguir el apoyo de la mayoría del Consell presidido por Don Cosme Vidal Juan para este fin. Trabajando a destajo y apurando al máximo los tiempos, en tres años conseguimos comprar el solar en un lugar estratégico, construir el edificio del Parque de Bomberos, crear una plantilla de personal suficiente y dotarlo de los medios materiales de acuerdo con nuestras escasas posibilidades presupuestarias.
Para mí, contar contigo y con los dos Vicentes, con Juan, Toni, Julián y otros compañeros vuestros cuyo nombre me ha borrado el tiempo para poner en marcha todo el proyecto fue un paso irreversible hacia el progreso y un avance en el sentido de percibir que con la democracia se podía trabajar por el bien común y que no había lugar para resignarnos a permanecer quietos y sin los sueños de un futuro mejor que como ciudadanos de pleno derecho nos corresponden.
Para ti y para todos vosotros, mi enhorabuena y los mejores deseos para una larga y feliz jubilación.
Jaime Ribas Prats