En Ibiza, la música nunca se detiene, porque el “show must go on”, aunque el cielo se caiga a pedazos. Este sábado, cerca de las cinco y media de la tarde, los teléfonos móviles de los residentes de Ibiza y Formentera vibraron fuerte, al unísono, con un mensaje inequívoco: “Alerta de Protección Civil. Riesgo de inundaciones por lluvias torrenciales. Se solicita a la población que evite desplazamientos y actividad en el exterior…”. Un aviso que —como el del pasado 30 de septiembre— llegó tal vez demasiado tarde: había zonas de la isla ya completamente anegadas y varias carreteras cortadas.
Mientras vibraban los móviles con la alerta y vibraban las bombas de achique de agua de sótanos y garajes, hubo otras vibraciones: las de los bafles de las discotecas y beach clubs que continuaron su actividad como si habitasen en una isla paralela. Los clubbers siguieron bailando bajo la DANA.
Miles de personas fueron convocadas en medio de una situación meteorológica extrema, con los servicios de emergencia ya sobrepasados y la población recibiendo órdenes explícitas de no salir de casa.
Resulta difícil de justificar. Más aún cuando hemos sabido que los alcaldes de Sant Josep y Sant Antoni, Vicent Roig y Marcos Serra, afirman que se dirigieron personalmente a los responsables de los locales para “aconsejarles encarecidamente” que cancelasen sus eventos. Vamos a recordar, por favor, que teníamos a la Unidad Militar de Emergencias (UME) achicando agua, un plan de inundación activado, una alerta naranja que obligaba a extremar precauciones, a Protección Civil con el agua por las rodillas, a policías locales, nacionales y guardias civiles movilizados por toda la isla, a vecinos sacando agua a cubos de sus sótanos para que no se inundasen coches y contadores… Pero las discotecas, amparadas en su derecho a la actividad privada, optaron por ignorar las advertencias y mantener sus fiestas multitudinarias.
¿Con qué cara se queda uno al saber que el alcalde de Sant Antoni tuvo que movilizar autobuses discrecionales a primera hora de la mañana para desalojar a cientos de personas de Amnesia, sin transporte público ni taxis para sacarles de allí? Autobuses que —según se aclaró— pagará la discoteca. Solo faltaría.
“La responsabilidad es del organizador”, “la actividad es privada”, “cada uno decide si asistir o no”. Pero cuando hablamos de emergencias meteorológicas graves, la responsabilidad deja de ser individual. Porque un evento masivo no solo pone en riesgo a quienes asisten, sino también a los cuerpos de seguridad y emergencias que, en caso de incidente, deben acudir. ¿Qué habría pasado si se hubiese anegado la carretera de Sant Antoni en pleno trajín de ubers, taxis, coches privados? ¿O si una riada hubiese arrasado las pistas o las salidas de beach clubs y discotecas en hora punta?
Personalmente, trato siempre de no caer en la demagogia con el tema de las discotecas de Ibiza, pero creo que esta vez el sector se ha demonizado a sí mismo con estos comportamientos. Es difícil defender a una industria que este fin de semana ha demostrado una irresponsabilidad que raya el delito por imprudencia. Si las instalaciones municipales, clubes deportivos, asociaciones culturales y hasta pequeños negocios cerraron sus puertas para proteger a la ciudadanía, ¿por qué las grandes discotecas han actuado al margen? ¿La caja lo justifica todo? ¿Estamos confundiendo libertad con impunidad, negocio con inmunidad?
En mitad de riadas e inundaciones, las discotecas celebran sus closings, sus cierres. Pero lo que realmente ha echado el telón este fin de semana en Ibiza no ha sido la temporada de fiestas: ha sido el más mínimo sentido común, la decencia.
cóm diria aquell
cuanta razón en la sinrazón
o aquello de
por qué se llama sentido común a algo tan escaso?
muy buen artículo. Solo añadir q la decencia es algo q nuestros ilustres locales hace años perdieron. Desde luego es incomprensible q las discotecas hayan ignorado las alertas, pero es solo una muestra más del nivek de corrupción q sufre la isla tras décadas de 4 ilustres tirando de todos los hilos, tiempo suficiente para haber creado una inmensa red de corruptibles,supuestamente, desde agentes hasta politicos, pasando por inspectores y técnicos. No es por nada aquello de «en Ibiza, con dinero, haces o q quieras.