Hogar dulce hogar, por Josep Lluís Costa

Como buenos y afortunados españoles, la Constitución nos otorga el derecho de acceder a una vivienda digna, lo que omite es a cambio de qué. Si bien esta omisión podría parecer indicar que, además, la vivienda sea gratuita, parece no ser así. No sólo no es gratuita, sino que está muy sobrevalorada, convirtiendo esta necesidad en motor económico y obligando a los españoles a trabajar en condiciones deplorables con las que a duras penas se pueda acceder a una vivienda, transformando algo tan básico en la inversión más importante del ciudadano y hasta en motivo de su existencia.

El derecho a la omisión se ha tomado como regla, en la actualidad apenas quedan trámites gratuitos con la administración, la intención parece clara: sólo puedes ser español si tienes dinero. Esto convierte a la administración en la empresa que ostenta el monopolio de la violencia y a su sociedad en empleados esclavizados. No creo que apreciáramos diferencia alguna si nos dirigiera la mafia, o tal vez sí, pero positiva, ya que al parecer la mafia no estrangula económicamente a sus víctimas, al parecer es más inteligente que nuestros mandatarios, que a este paso, se quedarán sin ciudadanos.

Nada más peligroso que mezclar política y dinero, el capitalismo es como el juego de las sillas: a cada ronda alguno se queda fuera y a los que quedan dentro se les encarece la vida ya que tendrán que compensar la pérdida de un ciudadano. ¿A quién puede extrañar que la economía sumergida en España suponga el 20% del producto interior bruto? La política se ha tergiversado hasta el punto de depender de la economía, en este país ya no se valora al ciudadano, sólo al dinero que tiene. Craso error, una sociedad se compone de personas y de ellas debería preocuparse la política, puesto que, como cimiento de la sociedad, es su valor más importante.

Por todo ello, como ciudadano, exijo la gratuidad de todos y cada uno de los trámites para con la administración. No podemos permitirnos el lujo de ignorar a un ciudadano por el mero hecho de no tener dinero. Es más, no sólo exijo la gratuidad de los trámites, sino también de su gestión. Los ciudadanos no tenemos la culpa de que la sociedad esté tan burocratizada como para necesitar una carrera para rellenar un formulario, ni de que sus mentiras sean tan complejas que haya que disfrazarlas en forma de burocracia. Es responsabilidad de la administración llegar a los ciudadanos y no a la inversa como sucede en la actualidad. La administración debería limitarse a las políticas sociales y fomentar la gratuidad para todas las necesidades que tiene el ciudadano. Sólo cuándo un ciudadano español tenga derecho y plena libertad para vivir dignamente sin dinero me sentiré orgulloso de ser español, nada queda más lejos de la tendencia actual.

Ahora pretenden cobrar por la energía del Sol, ¿a alguien además de a mí le parece absurda esta idea? Parece que alguien se esté tomando el derecho de vivir a costa de los demás. ¿Qué papel le queda a la administración si para cobrar ya ni siquiera necesita ofrecer un servicio? ¿Cómo explicaremos a nuestros hijos que al nacer ya estaban hipotecados porque hubo un dictador hace años que se apoderó de sus vidas?

Se supone que los ciudadanos tenemos el control de la situación, siendo así, ¿no sería más lógico que separáramos la administración de las finanzas? De esta forma, tal vez la política no sería tan golosa para los delincuentes. Pongamos en lo más alto a personas de buena fe, sin ambiciones económicas, dejemos que la administración se sustente por sus valores y conocimiento en lugar de por su dinero. Creo que este país tiene suficiente patrimonio como para autosustentarse sin necesidad de pedir dinero a otros países, dinero que sólo sirve para que la diferencia entre empresarios y trabajadores sea cada vez más elevada, ya que, como se ve, todo el dinero lo acaban acaparando los empresarios. Me pregunto para qué querrán tanto y en qué piensan sus consciencias, si es que la tienen, aunque supongo que para ellos es natural, ya que la herencia de un asesino sólo puede ser la muerte. Y ustedes van y lo votan, si eso no es masoquismo que me lo expliquen.

No creo que sean masocas, sólo que han sido engañados, a buen seguro que si el Partido Popular hubiera expresado sus verdaderas intenciones en campaña electoral, no habría sido elegido. Ahora se basan en sus votos para mantenerse en el poder, unos votos que, recordemos, ganaron con mentiras. Desde mi punto de vista, el Partido Popular es tan ilegal como Herri Batasuna, y por lo tanto, habría que prohibirlo, algo difícil de conseguir mientras se mantenga de forma unilateral en el poder, si algo hay que reconocerles, es la sutilidad con la que han transformado la democracia en fascismo. Un fascismo que, recordemos, fue la razón de su fundación y que podemos asumir que no cambiará si no es a la fuerza, por mucho que lo disfracen en forma de democracia.

Todos habrán oído hablar del movimiento okupa, está siendo constantemente desacreditado en los medios, pero no creo que comprendan su filosofía y lo importante que es protegerla, ellos son el último eslabón que queda entre dos movimientos tan opuestos como el fascismo y la anarquía. El Partido Popular, consciente de lo peligrosos que son para sus intereses, está moviendo ficha en el tablero judicial para hacerse con el poder absoluto de todo el territorio, deben saber que, en la actualidad, el movimiento okupa ofrece más servicios sociales que el propio ayuntamiento en Barcelona y que en una encuesta realizada recientemente, son vistos por los barceloneses, más como una solución que como un problema. Su organización tiene más sedes y más empatía que la administración y no recibe un céntimo por parte de ésta a pesar de todo el gasto que le está ahorrando. Es una filosofía de vida autogestionada con demostrada capacidad y experiencia, pacífica, cuyo único delito es el de aprovechar los gazapos de la justicia, cuya lista es interminable y cuya perfección es una utopía.

Si está dedicando su vida al sustento de una vivienda y le preocupa la soledad, le sugiero que se pase por una sede okupa, de forma gratuita y desinteresada le ofrecerán todo lo que necesita (comida, vivienda, servicios…) sólo a cambio de lo que usted esté dispuesto a ofrecer en un entorno muy socializado entramado con lazos muy robustos dónde la única obligación es la de vivir haciendo lo que más le apetece, porque su actividad, sea cual sea, es muy importante y siempre tendrá un público al que satisfacer, por extraña o inútil que parezca dicha actividad.

Si no es demasiado sociable y prefiere la soledad le sugiero que okupe el campo, España es de los españoles y hasta la justicia debe reconocerlo. Escoja un entorno adecuado, construya una casa efímera para empezar y una vez dentro ya no podrán sacarle, a no ser que el Partido Popular acabe mostrando su verdadera naturaleza violenta, algo que, me temo, está a punto de ocurrir.

En cualquier caso, pagar hipoteca o alquiler supone un desperdicio, tanto de su vida como la de sus hijos que estarán obligados a pagar los impuestos asociados a una vivienda, y fomenta la existencia de movimientos fascistas como los que practican todos los partidos políticos actuales en España.

Existen dos formas de ver la felicidad, una es ignorando la verdad y la otra es comprenderla en todas sus formas, conocer una verdad incompleta induce miedo. Saber quienes son los buenos o los malos de una guerra es una implicación que decide quién la acaba ganando, pero en realidad no hay buenos ni malos sino el choque de dos tendencias que se traduce en una transformación de mucha materia en energía y acaba en un equilibrio entre las magnitudes de las dos corrientes. El Partido Popular es muy violento y si quieren evitar la guerra deberían ignorarlo. De lo contrario, prepárense para morir por sus verdaderos ideales: que unos pocos vivan a todo trapo a costa de los demás, algo completamente inútil y absurdo.

Lo que los fascistas odian es la inteligencia. Miguel de Unamuno