Llegan a la hoja de la uva colores de otoño: el naranja de la tarde y los amarillos del trigo, el rojo del vino y el marrón de la tierra. En su pequeña mano casi cerrada sin apretar lo que protegía vivía la palabra que desnuda quedó cuando la hoja llena de otoño fue mostrada. Y ese dios mayor que creció se acercó a la naturaleza amó a las montañas y a los ríos y quiso para siempre a todos los hombres que vivían y que también murieron.